Va a elección popular el “Soda Tax” en San Francisco, California - Alianza por la Salud Alimentaria

Va a elección popular el “Soda Tax” en San Francisco, California

  • Si los electores de San Francisco aprueban el ‘Soda Tax’ en noviembre, la ciudad cobrará un impuesto de dos centavos por onza de líquido azucarado.

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Ricardo Ibarra | San Francisco, Cal., EE UU. 27 de julio, 2014. La propuesta para aplicar un impuesto de dos centavos por onza a las bebidas azucaradas vendidas en la ciudad de San Francisco, en California, ingresará a la balota de noviembre para ser votada por la ciudadanía, luego de que esta semana fue aprobada por la Junta de Supervisores. De aquí a la fecha habrá una intensa campaña para ganar electores, entre las compañías que explotan el azúcar y los defensores de la salud.

El llamado ‘Soda Tax’ tiene la intención de disminuir el consumo de azúcar entre la población más afectada: hispanos y afroamericanos, con obesidad y diabetes el 31.7% de los niños y adolescentes en San Francisco, según datos de Choose Health SF. El refresco es una de las principales fuentes de azúcar entre los estadounidenses.

Hay dos organizaciones que estarán en campaña para obtener simpatizantes: Choose Health SF, quienes están a favor del impuesto a los refrescos, y Coalition for an Affordable City, quienes están en contra de la propuesta.

Pero esta ‘Coalición por una ciudad accesible’ no publicita una postura directamente a favor de las sodas, sino que tiene la misión de convencer a la población de que la aprobación del ‘Soda Tax’ incrementaría los costos de todas las bebidas, sanas o no, con lo cual se afectarían los bolsillos de los consumidores y terminaría por impactar de manera negativa a los pequeños comerciantes.

Ángeles Roy, una vocera de dicha Coalición, sostuvo la siguiente declaración: «Esta legislación está hecha para disminuir el consumo de bebidas azucaradas, pero ese no será el caso». Desde su perspectiva, el arraigo de los consumidores de refrescos continuará a pesar del incremento en el costo, y que además, mantuvo, el resto de líquidos embotellados también será más caro, porque el impuesto no incidirá en la venta del producto azucarado, sino en la distribución general.

«El distribuidor es el que tiene que vender el producto a un costo más alto, a restaurantes, bares, tiendas locales. En cambio, esos comercios tienen que cobrar más al cliente. Y eso no afectaría sólo a las bebidas azucaradas en la propuesta de legislación, sino que se riega a los demás productos», comentó Ángeles Roy.

Otro punto que defiende Roy es que de aprobarse esta ley en San Francisco, los negocios locales estarán en desventaja frente a las cadenas de tiendas comerciales «porque son tan grandes que van a absorber los costos adicionales de este impuesto, de manera que podrían incluso mantener el mismo precio en sus establecimientos, lo cual no ocurriría con el pequeño negocio. La gente que compra sodas podrá ir a comprarlas a Daly City o a Millbrae. Simplemente, el consumo de refresco no va a disminuir».

Beatriz Cárdenas Duncan, «madre, abuela, bisabuela y activista a favor de la salud de los jóvenes», según su presentación, reconoce que el impuesto a las bebidas endulzadas tendrá una carga extra para los dueños de pequeños negocios latinos establecidos en comunidades hispanas, donde la Coca-Cola o la Pepsi son bebidas populares, «pero es un gran paso para cambiar nuestra cultura», a favor de un mayor bienestar social, consideró.

«Quizá esto no va a detener a la gente de tomar su soda», alentó la bisabuela Beatriz, «pero siquiera habremos hecho un paso fuerte a favor de la educación y habrá dinero para invertir en programas comunitarios».

A lo que se refiere la mujer es que lo que la ciudad de San Francisco recaude en impuestos de la soda será distribuido entre tres organizaciones, principalmente: San Francisco Unified School District, para promocionar servicios y educación sobre nutrición; Department of Public Health, para facilitar el acceso a fuentes con agua filtrada y a la prevención de enfermedades crónicas por medio de programas sanitarios; y, por último, al Recreation and Park Department, para desarrollar centros recreativos en zonas con población económicamente desfavorecida.

Y según adelantó la Junta de Supervisores en City Hall, serían alrededor de $50 millones lo recaudado por el ‘Soda Tax’, recursos que se destinarían a programas educativos, de prevención de enfermedades y para el fomento de la actividad física.

La señora Beatriz Cárdenas mantiene la actitud positiva: «Esto sería un gran cambio, quizá las tiendas puedan poner otras opciones más saludables, con más opciones de frutas y verduras, mejores opciones de comida. Quizá encuentren otra vía para recobrar ingresos».

De aprobar el impuesto a los refrescos el próximo 4 de noviembre, los habitantes de San Francisco pondrían a esta ciudad en la vanguardia de las leyes sanitarias en todo Estados Unidos, y darían de paso un trago amargo a las compañías refresqueras, y junto a ellos, a los pequeños comerciantes.

Fuente: www.elmensajero.com/NoticiasEn-la-bahiasan-francisco/article/20140727/Va-a-eleccion-popular-el-Soda-Tax-en-San-Francisco .

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