Programas de salud en México pierden efecto ante publicidad - Alianza por la Salud Alimentaria

Programas de salud en México pierden efecto ante publicidad

  • Si el mexicano ha sido bombardeado con publicidad constante, que argumenta los altos riesgos de la obesidad, entonces ¿por qué continua aferrándose a sus hábitos de alimentación?

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3 de febrero, 2015. Se tiene como premisa general y bien conocida, que la obesidad en el país es un problema que afecta a 7 de cada diez personas adultas de la población total, que son múltiples los problemas que derivan de ésta y que el promedio de muertes como consecuencia de la obesidad ha alcanzado la cifra de 55 mil personas al año.

Entonces ¿por qué a los mexicanos no les importa? Son muchas las hipótesis que pueden ser manejadas en torno a esto: en primer lugar podría hablarse de la intervención tardía por parte de las autoridades y el gobierno, para mediar un problema que hoy en día es difícil controlar, aunado a esto podría comentarse también sobre los estándares de alimentación que se practican en el país, así como los hábitos que llevan a esta, y por último, podría tratarse de la completa y total falta de conocimiento sobre lo que es llevar una dieta saludable.

Y es que cuando el mexicano piensa en ‘dieta saludable’, remite inmediatamente a la imagen de verduras crudas, lechuga y alimentos insípidos que no se comparan con los tacos al pastor que tanto más podrían preferirse comer; y esto es lógico en un país que alimenta a sus niños con CocaCola, desde antes de que si quiera puedan decir su primera palabra.

No existe una correcta educación en cuanto a alimentación y esta falta de información le está pesando al gobierno con inversiones de hasta $150 mil millones de pesos, que costará tratar las enfermedades crónicas que esta genera. Se habla constantemente de reducir calorías, de comer más vegetales y cortar los dulces, pero al mismo tiempo se mantiene el mensaje constante y directo de que es delicioso comer papas empaquetadas, consumir pastelillos y beber jugos azucarados; y se mantiene porque son productos que siguen estando a la venta, que se promocionan en espectaculares por todas las vías de circulación posibles, y que se ofertan como parte de los requerimientos necesarios de vitaminas y minerales.

Se mantiene una doble moral y no es de sorprender que debido a esto las personas no tomen en serio lo que comulgan las nuevas campañas de control de peso, que invitan a la población a cuidar lo que comen, medirse, pesarse y realizar actividad física. Se ha puesto nula atención a las opciones que se pueden presentar como alternativa saludable y deliciosa ante la amplia oferta de comida chatarra que ahora forma parte de la canasta básica del mexicano, sin los cuales probablemente llegaría a presentar los mismos síntomas del síndrome de abstinencia.

Las primeras impresiones son que México no bebe agua, no come vegetales y definitivamente no realiza actividad física; pedirle que lo haga es prácticamente una burla cuando ha sido criado durante los últimos cincuenta años para realizar todo lo contrario. Lo verdaderamente alarmante de esta situación es que las nuevas generaciones aprenden desde la gestación, que son estas comidas poco saludables las cuales deben de consumir, porque son las que su familia come, porque son las que terminan gustándoles.

Por otro lado, la comida se ha convertido en la droga del siglo XXI y ayuda a muchos a sentirse satisfechos en formas que van mas allá de lo orgánico, se ha convertido en un modulador social, en un controlador de la ansiedad, en una solución a la depresión, en un acompañante leal, y no hay programa social que pueda con eso.

Fuente: elsemanario.com/90808/programas-de-salud-en-mexico-pierden-efecto-ante-publicidad/.

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