La obesidad produjo una generación de mexicanos menos longevos: Ávila Curiel - Alianza por la Salud Alimentaria

La obesidad produjo una generación de mexicanos menos longevos: Ávila Curiel

  • Comprometido. Abelardo Ávila Curiel es especialista en nutrición infantil y miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria.

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Isaac Torres | 30 de agosto, 2015. Abelardo Ávila Curiel es médico cirujano, realizó una maestría en medicina social con especialidad en epidemiología y un doctorado en ciencias sociales, con especialidad en estudios de población. Por su formación e interés personal, el especialista del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” ha realizado investigación en beneficio de la población, algo indisoluble en su trayectoria.

Especialista en estudios de nutrición en población infantil, desarrollo social y comunitario, el científico es además miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria, asociación que conjunta a decenas de organizaciones de la sociedad civil e investigadores de diversas instituciones, la cual ha asumido un papel clave en la cruzada contra la obesidad y los estragos que genera en la población mexicana.

Debido a sus críticas, siempre bajo sustento científico, el investigador ha especificado que sus opiniones acerca de dicho problema, así como de los intereses alrededor de éste, son a título personal. Abelardo Ávila ha sido enfático al criticar, entre otros temas, la política alimentaria del país, la publicidad de alimentos y bebidas chatarra, así al nuevo etiquetado frontal de éstos.

En entrevista, en el marco de un acto de la Alianza, el investigador habla sobre este último tema y acerca del aciago panorama que enfrentarán muchos mexicanos, así como el sistema de salud, por la epidemia de obesidad y todas las desgracias que ha acarreado para la sociedad.

En principio, el epidemiólogo menciona que el nuevo etiquetado frontal de alimentos y bebidas, diseñado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que entró en vigor el mes de julio, quedó a la medida de la industria de alimentos y bebidas procesados, quienes “obtuvieron lo que querían”.

Esto se debe, explica, a que el etiquetado refiere una recomendación de azúcar y no a un nivel de consumo superior tolerable. Por ejemplo, si un alimento o refresco señala que contiene el 30% de la recomendación diaria de azúcares, significa en realidad que sobrepasa por el doble el límite superior tolerable. “Así, el consumidor piensa que para cubrir la ingesta del 100% deberá ingerir hasta tres de ésos productos, pero si la etiqueta informara el límite superior tolerable se darían cuenta de que uno solo ya contiene el doble del consumo diario recomendado”.

Otro de los problemas del etiquetado, puntualiza, es que confunde a las personas entre lo que es un carbohidrato y un azúcar. “El azúcar es parte de los carbohidratos, pero el azúcar añadida, principalmente en bebidas, genera daños importantes a la salud”.

Ávila Curiel enfatiza que este tipo de confusiones se han explicado claramente a las autoridades federales de salud, quienes las consideran una errata que dicen cambiarán. “Pero no será así, al menos en un periodo corto; en tanto, la industria seguirá ganando tiempo. Lo crítico es que, en término de daños a la salud, cada año o tiempo que ellos ganan significa daño acumulado en la población”.

El médico apunta que hace 20 años se debieron poner los límites y medidas sanitarias necesarias para evitar la crisis que enfrenta ahora el país. “No lo hicimos, por eso ahora tenemos daños desbordados en la salud de los mexicanos”.

Buenos y malos…

Para Abelardo Ávila esta situación no significa una lucha entre los malos de la industria y los buenos de la sociedad civil, la batalla es más pedestre, dice, no obstante los primeros se comportarán como las regulaciones se lo permitan.

“Hay un estudio del Bank of America Merrill Lynch donde dice a la industria que la evidencia al daño a la salud es tan grande que recomienda busquen otras alternativas e incluso les da nuevas opciones. Coca-Cola y otras empresas tienen un amplio portafolio de productos y acciones…”.

Una de las claves para construir soluciones es comprender el problema, lo cual no permea del todo hacia dentro de las industrias, acota. “Tengo amigos en las mismas empresas quienes me han dicho ‘entendemos la situación, pero el problema está en el área de mercadotecnia’, la cual vive de las ventas semanales y su lógica de operación funciona a partir de ellas”.

Las empresas no se juegan su destino con este tipo de etiquetados ni regulaciones, sólo impactaría en las ventas inmediatas y los éxitos de los gerentes de mercadotecnia, añade. “El éxito empresarial ya lo tienen con su enorme capacidad de mover el capital a los nichos más rentables, lo malo es cuando lo hacen en aquellos que generan un grave daño a la salud”.

Mundo al revés

Para Ávila, ver que un niño de seis años ha sufrido daño metabólico a causa de la obesidad es un motivo sobrado para plantear qué mundo estamos construyendo. Presenciar que las personas desarrollan cada vez más enfermedades crónicas a edades más tempranas, refleja que la crisis de salud en México tendrá impacto en el bono demográfico, “comprometiendo fuerza laboral, sacrificando la viabilidad del país y causando costos inmanejables”.

Pero lo principal es el costo y sufrimiento humano, el cual es terrible, agrega. Tendremos una primera generación de mexicanos cuya longevidad será menor a la de sus padres, de personas que mueren a los 40 años. Se trata de una generación que creció hidratándose con refresco y alimentándose con comida chatarra, la cual no obtuvo saciedad mediante una alimentación adecuada”.

El científico enfatiza que vivimos en un país donde ahora los pediatras requieren aparatos para medir la presión arterial de los niños, lo cual era impensable hace unas décadas; en una sociedad que ha permitido que el 40% de sus niños obesos a los 10 años ya hayan desarrollado hipertensión. “Esto nos lleva a que, más temprano que tarde, tengan una insuficiencia cardiaca o un accidente vascular cerebral. ¿Y qué va a ser de ellos?, ¿el sistema de salud los atenderá? El tratamiento es muy elevado”.

Para el investigador, a este escenario hay que incluir la evidencia que relaciona el consumo excesivo de azúcar y desarrollo de obesidad, con la generación de cáncer. “Creamos todo esto y decimos ¿qué necesidad hay?, ¿por qué interés? Ni siquiera creo que sean intereses malévolos, sino una inercia que se arrastra desde hace mucho. Es reflejo de un mundo completamente al revés”.

Fuente: www.cronica.com.mx/notas/2015/917635.html.

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