Niños que consumen bebidas azucaradas tienen tres veces más riesgo de ser obesos - Alianza por la Salud Alimentaria

Niños que consumen bebidas azucaradas tienen tres veces más riesgo de ser obesos

  • Las bebidas con hasta 5 gramos de azúcares añadidos por cada 100 mililitros son identificadas como “juguitos” o “agüitas” para niños.

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Isaac Torres Cruz | 30 de octubre, 2015. Las bebidas azucaradas con hasta 5 gramos de azúcares añadidos por cada 100 mililitros, cuyo impuesto pretendía ser disminuido a la mitad, son del tipo que la industria dirige especialmente a los niños. «Juguitos» o «agüitas» saborizadas que organizaciones civiles y científicos coinciden deberían incluso tener un mayor gravamen, puesto que impactan más en la salud de los menores. La disminución del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a este tipo de bebidas —pretendido recientemente por diputados en la Miscelánea Fiscal— incentivaría más consumo, no obstante que estudios del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) refieren que este impuesto ha ayudado a reducir el consumo de la población hasta en 12%, lo cual es un indicador alentador para la salud, puesto que las bebidas azucaradas industrializadas se relacionan con las epidemias de obesidad y diabetes en mexicanos.

De acuerdo con Fiorella Espinosa, coordinadora de salud alimentaria de El Poder del Consumidor, organización miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria, no existe evidencia que establezca que el consumo de estas bebidas —que contienen compuestos como aspartame, que es 200 veces más dulce que el azúcar, y que puede dar la misma sensación de dulzura que ésta con mucho menos cantidad— sean seguras para los niños.

Las «agüitas», agrega, utilizan una mezcla de azúcar con edulcorantes artificiales, los cuales rebasan el valor máximo de consumo diario establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) —que en niños es de 18.75 gramos al día, si se toma en cuenta la recomendación de 5% de las calorías totales—. «Pero además favorece el gusto por los sabores intensamente dulces, que deterioran los hábitos de alimentación, y que los niños preferirán durante toda su vida», señala.

Un estudio conducido por Alejandra Cantoral, investigadora del INSP, refuerza el concepto de que los niños que consumieron bebidas azucaradas en sus primeros años de vida, mantienen esa costumbre en su consumo, pero además advierte sobre los efectos e implicaciones que conlleva su ingesta con el aumento en el riesgo de desarrollar obesidad.

Niños más obesos

El estudio de la científica buscó estimar la relación entre la edad de introducción de las bebidas azucaradas y su consumo acumulado durante todo el periodo preescolar, con el riesgo de desarrollar obesidad en etapas posteriores.

Para el estudio se retomó información de niños del nivel socioeconómico medio y bajo, cuyas madres fueron reclutadas entre 1994 y 2002, durante su embarazo. Entre 2008 y 2009 lograron contactar a 622 cuando tenían entre cinco y 17 años y el análisis final retomó datos de entre 2011 y 2012, cuando tenían entre ocho y 14 años.

La edad a la que iniciaron a consumir bebidas azucaras fue categorizada entre los niños quienes comenzaron su consumo a los 12 meses o antes, y después de los 12 meses. El total de la muestra había consumido estas bebidas antes de los 24 meses. Los investigadores del INSP midieron la exposición de consumo de los niños a bebidas azucaradas comerciales y refrescos, estimando los mililitros que ingerían al día, entre el primer año de vida y los cinco. Dividieron el consumo en los terciles: bajo, medio y alto.

Los científicos obtuvieron información completa de 227 niños, del que un 63% inició su consumo antes de los 12 meses y del cual 25% padece obesidad actualmente, en tanto que aquellos que iniciaron el consumo después de los 12 meses es del 14%. Por otra parte, el consumo acumulado de bebidas azucaradas durante el periodo escolar se realizó calculando los mililitros totales de consumo al día. El tercil bajo el consumo acumulado fue de entre mil 600 y 15 mil 200 mililitros durante los uno a cinco años; en el consumo medio se tienen de 15 mil 400 a 22 mil 400 y en el más alto de 22 mil 700 a 59 mil 900 mililitros. Esto representa que en el primer tercil los niños estaban consumiendo, en la etapa preescolar, de uno a 10 mililitros por día en promedio; en el medio de 10 a 15 y en el alto de 15 a 38 mililitros por día».

Sobre el consumo de bebidas azucaradas, el análisis apunta que los niños que se encontraban en el tercil más alto de consumo en preescolar ingerían hasta medio litro de bebidas azucaradas por día, de las cuales la mitad provienen de refresco y el resto de aguas endulzadas.

En resumen, explica Cantoral, los datos refieren que en el consumo acumulado de bebidas azucaradas totales y el consumo actual de los niños que formaron parte del estudio, «hay una correlación positiva significativa, es decir, los hábitos tienden a permanecer en el tiempo».

Dentro de los resultados más importantes destaca que «aquellos niños que inician su consumo de estas bebidas antes de los 12 meses, en comparación con los que inician después, tienen casi dos veces más probabilidad de presentar obesidad y 1.5 obesidad abdominal. Pero aquellos que consumían más, y se encontraban dentro del tercil más alto, tenían un riesgo de hasta tres veces más probabilidades de desarrollar diabetes».

La conclusión del estudio, menciona, es que el alto consumo de bebidas azucaradas en edades tempranas aumenta riesgo de desarrollar obesidad al largo plazo y los hábitos de consumo de éstas permanecen en las etapas posteriores de la vida. «Es por eso que creemos que la infancia y la edad preescolar representan una ventana de oportunidad de hacer intervenciones que retrasen la introducción y limite el consumo de bebidas azucaradas».

Frente a este tipo de escenario, la pretendida disminución al impuesto es un grave retroceso para la garantía de los derechos de niños, niñas y adolescentes, apuntó Alma Meneses, coordinadora del área jurídica de la Red por los Derechos de la Infancia, que agrupa más de 60 organizaciones que protegen derechos de los niños en el país.»

La gama de productos a los que se pretendía reducir el impuesto son dirigidos a niñas, niños y adolescentes, los cuales perpetúan el consumo de bebidas azucaradas, haciéndolos más accesibles». Es por ello, refiere, que se pidió que la Miscelánea Fiscal fuera revisada en el Senado y regresara a la Cámara de Diputados para desechar la disminución del IEPS a este tipo de bebidas.

Fuente: www.cronica.com.mx/notas/2015/927496.html.

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