Pega obesidad y diabetes a zonas rurales - Alianza por la Salud Alimentaria

Pega obesidad y diabetes a zonas rurales

  • Para especialistas en salud, la obesidad y la diabetes resultan más complicadas de tratar en estas localidades, donde persiste la desnutrición crónica.


 

Dulce Soto | 26 de agosto, 2017. La obesidad y la diabetes crecen más rápido en las zonas rurales del país que en las urbanas.

En 4 años, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad en localidades rurales creció 5.8 puntos porcentuales para las mujeres mayores de 20 años, y 6.4 en los hombres adultos, de acuerdo con datos de la Ensanut 2016.

En las zonas urbanas el incremento fue de 1.3 puntos porcentuales para las mujeres adultas, y en el caso de los varones de más de 20 años, la prevalencia combinada de sobrepeso y obesidad disminuyó 1.8.

Además, la mayor proporción de diabéticos se registra en las zonas rurales de la región sur con 10.2%.

Para especialistas en salud, el crecimiento de esas enfermedades en las comunidades rurales refleja 3 problemas: el abandono del campo, carencia de alimentos saludables y un sistema de salud incapaz de prevenir enfermedades crónicas en las poblaciones más pobres.

Coincidieron en que la obesidad y la diabetes resultan más complicadas de tratar en estas localidades, donde persiste la desnutrición crónica.

Héctor Ochoa, coordinador del Departamento de Salud del Colegio de la Frontera Sur, indicó que en regiones de Chiapas, Guerrero y Oaxaca han observado que niños de estatura baja engordan al crecer.

«Dan el salto de ser niños desnutridos, de baja talla, a niños con exceso de peso y eso conlleva a otros problemas», afirmó.

En entrevista, detalló que registran ya una prevalencia de 30% de sobrepeso y obesidad en niños adolescentes de Chiapas, lo que no sucedía antes.

«Quizá no en la magnitud de Yucatán, Quintana Roo y Campeche, donde el problema de sobrepeso es muy evidente, pero es muy alto para Chiapas», dijo.

El principal detonador es el cambio en la dieta tradicional tras la llegada de productos ultraprocesados a las zonas rurales.

Aunque los programas de combate a la pobreza —como Prospera— beneficios, indicó, también han generado un efecto contrario en la alimentación, debido a que la gente invierte el dinero que recibe en comida chatarra.

Julieta Ponce agregó que esto sucede porque los productos procesados son más accesibles y baratos que los alimentos frescos.

«La gente compra con el dinero de Prospera para lo que le alcanza», mencionó.

«Y con la tarjeta Sin Hambre compran en las tiendas Diconsa, donde es lo mismo: carecen de refrigeración y los productos que venden son industrializados».

Los expertos urgieron a crear una estrategia para distribuir alimentos saludables en las comunidades más vulnerables y a construir un sistema que combata a la par la pobreza y las enfermedades crónicas.

Para cultivar alimentos que permitan regresar a la dieta tradicional mexicana, Ponce pidió recuperar y promover el campo, pues la edad promedio de los campesinos es de 55 años, y los jóvenes ya no siembran.

«Nos enfrentamos a un gran reto como país: está creciendo la obesidad y la diabetes en las zonas rurales, y no estamos preparados para eso», alertó.

Fuente: Reforma.

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