Ciudad de México, 6 de noviembre, 2016. México presenta una de las más altas prevalencias de sobrepeso, obesidad y diabetes en el mundo.
Entre los países con una población mayor a 80 millones de habitantes, México presenta también la mayor prevalencia de muertes por diabetes a escala global.
El sistema de salud pública está rebasado por esta situación y los organismos internacionales han llamado al país a invertir, principalmente, en la prevención de estas enfermedades.
La epidemia avanza a toda velocidad. A causa de la diabetes murieron 96 mil mexicanos en 2015, mientras en el año 2000 murieron por esta causa 46 mil personas, menos de la mitad.
Actualmente, 1 de cada 10 mexicanos mayor de 20 años sufre diabetes. Los casos de diabetes en México se están duplicando cada 10 años. Se estima que más de 10 millones de mexicanos tienen diabetes y, al menos, un 30% de ellos no lo saben.
Las personas de bajos ingresos, la mayor parte de la población, carecen de atención preventiva, descubren que tienen diabetes cuando van a atenderse por una llaga en el pie, porque están perdiendo la vista o porque presentan ya problemas renales, es decir, llegan tarde: han desarrollado pie diabético, presentan retinopatía diabética o insuficiencia renal.
El sistema de salud pública actual se formó para atender enfermedades transmisibles no para prevenir lo que se llaman enfermedades no transmisibles como la obesidad, la diabetes y las enfermedades del corazón. Existe una incapacidad de origen en el sistema de salud que debe ser subsanado con capacitación y un cambio profundo de paradigma.
De acuerdo con el propio secretario de Salud tratar a un paciente con insuficiencia renal crónica cuesta entre $180 mil y $220 mil pesos al año. La mayor parte de este gasto sale del bolsillo de las personas, ya que la diálisis no la cubre el Seguro Popular. Se calcula que en México alrededor del 50% del gasto médico se cubre con el presupuesto familiar. Estos gastos son catastróficos para las familias de clase media y baja, y son factores de pauperización.
Se estima que los gastos generados por la obesidad y sus consecuencias en México en el año 2000 fueron de alrededor de $35 mil millones, para el 2017 se calcula que serán mayores a $150 mil millones, es decir, en 15 años se han cuatriplicado. No hay sistema financiero que resista estos costos.
¿Y los legisladores?
Los legisladores han ignorado la magnitud de esta epidemia, no han promovido políticas integrales para combatirla. Tampoco han destinado recursos para prevenir el sobrepeso, la obesidad y la diabetes. Se ha establecido en la Ley de Ingresos de 2015, 2016 y 2017 que se otorgarían recursos similares a los obtenidos por el impuesto a las bebidas azucaradas para la prevención de estas enfermedades. Nunca se han destinado estos recursos durante estos tres años.
El 30% de los recursos ingresados por este impuesto son gestionados federalmente y deben destinarse, junto con el 30% de los ingresos por el impuesto especial a los alimentos altamente calóricos, a la prevención. Y no importa de dónde provengan los recursos, es urgente que los legisladores actúen para enfrentar una de las mayores amenazas a la viabilidad sanitaria y financiera del país.
¡Señores y señoras legisladoras ustedes han fallado frente a lo que es una de las mayores epidemias de sobrepeso, obesidad y diabetes en el mundo, una epidemia que tiende a agudizarse ya que se proyecta que 1 de cada 2 niños mexicanos desarrollen diabetes a lo largo de su vida si no actuamos!
Señores y señoras legisladoras el tiempo ya se les ha pasado:
¡Destinen recursos suficientes para prevenir la epidemia de sobrepeso, obesidad y diabetes!
¡Es su responsabilidad!
