La autoregulación empresarial de publicidad no acaba con la obesidad infantil - Alianza por la Salud Alimentaria

La autoregulación empresarial de publicidad no acaba con la obesidad infantil

La mayor organización internacional de expertos en obesidad presentó el pasado 27 de septiembre de 2012 un reporte que comprueba que la autorregulación que han desarrollado las empresas para la publicidad de alimentos y bebidas que dirigen a la infancia ha fracasado y continúa dañando su salud.

De acuerdo con el reporte A junk-Free Childhood 2012: Marketing foods and beverages to children in Europe (Una infancia libre de chatarra 2012: mercadeando alimentos y bebidas para niños en Europa) publicado por la International Association for the Study of Obesity (Asociación Internacional de Estudios en Obesidad, IASO) la exposición de los niños a la publicidad de alimentos y bebidas con altos contenidos de azúcar y grasas sólo cayó 29% en los últimos seis años y está aumentando en algunos países.

Para la IASO, las empresas han incumplido ante la Comisión de Salud de Europa que les había demandado que detuvieran este tipo de publicidad o se les aplicaría una regulación para prohibirla.

La autorregulación que comenzó a aplicarse por parte de las empresas en casi todas las naciones europeas ha tenido el objetivo único de proteger a las empresas y no a la salud de la infancia. La autorregulación se ha presentado como una estrategia de las empresas para evitar que se les prohibiera este tipo de publicidad.

“El problema se ha vuelto peor porque las compañías desarrollan sus propios criterios muy bajos para establecer lo que consideran ‘comida chatarra’. Nuestro estudio ha encontrado decenas de productos clasificados como no saludables en Europa y Estados Unidos y que son considerados por las empresas como saludables para publicitarlos a los niños”, señaló el doctor Tim Lobstein autor del reporte.

Tim Lobstein señala sobre la autorregulación: “Cada compañía viene con su propia definición de cómo y qué va a publicitar, lo cual utiliza en su propio provecho. Nadie entiende todos sus criterios y nadie puede monitorearlas efectivamente. Esta anarquía les conviene a las compañías, pero esto significa que los niños se mantienen expuestos a la publicidad que les fomenta alimentarse con una dieta chatarra”.

“La autorregulación simplemente no opera en un mercado altamente competitivo. Pedirles a las compañías que restrinjan su propia publicidad es como pedirle a un ladrón que te arregle la cerradura de la puerta de tu casa. Él te dirá que estás protegido, pero tú no lo estarás”, declaró Lobstein.

En México, la Secretaría de Salud y Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) han avalado un código de autorregulación que no contiene ninguna protección de la infancia de la publicidad de comida chatarra, que no contiene criterios nutricionales, que no evita el uso de regalos y personajes para enganchar a los niños en la demanda de estos productos. La autoridad ha desatendido las propias recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud que llama a los gobiernos a proteger a los niños de este tipo de publicidad que daña sus hábitos alimentarios.

De nada sirve que la Secretaría de Salud nos diga que las empresas están cumpliendo con el código de autorregulación publicitaria cuando este código no tiene un sólo artículo que proteja a la infancia de la publicidad de alimentos no saludables.

Con la entrada de Salomón Chertorivsky a la Secretaria de Salud y de Mikel Arriola a la Cofepris, la autoridad ha pasado de la visión crítica de la autorregulación a su apología. Chertorivsky y Arriola se han convertido, en esta materia, en defensores de los intereses de las empresas y no de la salud de la infancia. Junto con los empresarios, se han convertido en el lobo que dice cuidar el gallinero.

Fuente: El Poder del Consumidor

El estudio puede descargarse para su consulta aquí.

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