México es el mayor consumidor de refrescos y agua embotellada en el mundo. La falta de acceso a agua para beber es una de las causas principales del alto consumo de refrescos y de agua embotellada. Los mexicanos consumimos un promedio de 163 litros de refresco al año contra 113 litros que consumen los estadounidenses. Si existe un producto relacionado con el aumento del sobrepeso y la obesidad, éste es el refresco.
La población, y en especial los niños, necesitan tener acceso a agua potable a libre demanda, para poder contrarrestar el consumo de bebidas azucaradas. Se ha observado que al tener agua potable disponible en las escuelas, los niños incrementan su consumo. De acuerdo con el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el “asegurar que los estudiantes tengan acceso a agua potable segura y gratuita en todo el día escolar es una estrategia que las escuelas pueden utilizar para crear un ambiente escolar que apoya la salud y el aprendizaje”. El efecto es aún mayor si la disponibilidad de agua potable es acompañada por campañas dirigidas a informar a los consumidores sobre los riesgos para la salud que representa el consumo frecuente de refrescos.
Ningún cambio en hábitos de vida y de alimentación ha sido tan determinante para los padecimientos de sobrepeso, obesidad y diabetes, como el aumento en el consumo de bebidas azucaradas y refrescos. Un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Pública observa que en un periodo de solamente siete años (1999-2006) el incremento en el consumo de refresco y bebidas azucaradas entre los adolescentes aumentó en más de un 100%, mientras que el consumo entre mujeres se incrementó hasta en un 300%.
Una inmensa cantidad de estudios científicos elaborados en los más prestigiados centros de investigación de todo el mundo han demostrado el vínculo del consumo regular de refrescos y bebidas azucaradas con el sobrepeso, la obesidad, la diabetes y el síndrome metabólico. El doctor Lustig de la Universidad de California ha documentado el impacto del consumo de bebidas azucaradas en el desarrollo del síndrome metabólico, el cual incluye presión alta (hipertensión), grasa elevada en sangre (hipertrigliceridemia), azúcar en sangre alta (hiperglicemia), hígado graso y/o resistencia a la insulina.
Es indispensable que se ofrezca a los niños la opción de tener acceso a agua potable purificada en las escuelas como una medida eficaz para combatir el sobrepeso y obesidad. Asimismo, para la población en general es importante tener acceso a agua potable gratuita en espacios públicos y así fomentar la hidratación con agua y no con refrescos y/o bebidas azucaradas.