Un rotundo NO a la apropiación de nuestros recursos genéticos, a la continuación de la destrucción de la naturaleza y la salud de la población mexicana - Alianza por la Salud Alimentaria

Un rotundo NO a la apropiación de nuestros recursos genéticos, a la continuación de la destrucción de la naturaleza y la salud de la población mexicana

Logotipo de la Campaña Sin Maíz no hay País

Ciudad de México, 7 de junio, 2022. Hacemos un llamado para evidenciar los intereses de Bayer-Monsanto que hay detrás de la campaña sobre la falsa necesidad de utilizar semillas transgénicas para lograr el abasto de productos básicos como el maíz.1 Bayer-Monsanto es una compañía que actualmente controla una tercera parte del mercado mundial de semillas (Grupo ETC), y lo que hay detrás de dicha campaña no es una preocupación genuina por el bienestar del campo mexicano sino sobre sus intereses económicos.

Desde la Campaña Nacional Sin Maíz No Hay País respondemos que es falso afirmar que es la tecnología transgénica la que aumenta los rendimientos. Estudios científicos publicados en Estados Unidos, demuestran que los maíces transgénicos no tienen mayores rendimientos que los maíces híbridos, que no se utiliza menos agua para su cultivo y que en cambio sí se utiliza mayor cantidad de fertilizantes y lo que es grave, de agrotóxicos, como el glifosato, a los que el maíz transgénico está asociado.

Sabemos que este modelo agroindustrial que abusa de los agroquímicos y que pone en peligro la biodiversidad, no es sustentable para la naturaleza y tampoco para la salud animal y humana. Es necesario mencionar que los transgénicos se producen principalmente para la alimentación del ganado y agrocombustibles, no fueron diseñados originalmente para el consumo humano directo.

En segundo lugar, México logró producir los alimentos necesarios para su población antes de la época neoliberal, con una política decidida que partió de la necesidad de crear una autosuficiencia alimentaria. Esto se logró a través de, por ejemplo, subsidios a la producción de alimentos básicos con precios de garantía y créditos. Incluso, producimos tanto que logramos financiar el gran crecimiento del país después de la Revolución.

Las cifras que tenemos hoy nos demuestran que la mitad del maíz que produce México se cultiva en condiciones de temporal con semillas nativas, por eso hemos logrado mantener nuestra amplia cultura alimentaria y diversidad biocultural. Esto, a pesar de la política de 35 años de neoliberalismo que implicaba una producción campesina sin apoyos, expuesta a la competencia del mercado internacional.

Con su trabajo arduo del día a día, los pueblos originarios y campesinos, preservan y desarrollan el reservorio genético del maíz nativo, único en el mundo. Como mexicanas y mexicanos debemos
protegerlo para evitar que se contamine con el material genético del maíz transgénico. De hecho, este es el reservorio genético para la producción de todo el maíz en el mundo y no podemos permitir que se la apropie una empresa, como sucedería con la tecnología de los transgénicos.

El propósito de estas empresas transnacionales es privatizar las semillas y controlar la producción de alimentos y para lograrlo promueven reformas a las leyes, como ocurre ahora con la reforma a la Ley Federal de Variedades Vegetales. El llamado que hace el gobierno actual a la producción para crear autosuficiente a nivel nacional, no será posible alcanzarlo si dejamos que las empresas transnacionales sean las dueñas de nuestra producción agrícola y por tanto de nuestra alimentación.

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1 Nota periodística «Bayer: México no puede cubrir consumo de maíz», publicada por El Universal el 5 de junio de 2022: https://bit.ly/3NXl2M3

 
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