Ciudades de California proponen impuesto al refresco
- Para disminuir el alto consumo de refrescos, en algunas naciones se han propuesto regulaciones como la reducción de sus envases, prohibir su venta en escuelas e impuestos al refresco.
México, D.F. 29 noviembre 2012. En 2006 el gasto anual estimado por consumo de refresco en México fue de $176,233.5 millones de pesos.[1] Actualmente, el consumo per cápita es de 163.3 litros de refresco, es decir, alrededor de 537 mililitros diarios, a un precio promedio por litro de $8.00 pesos. En promedio se destina 7.5% del gasto en la canasta básica alimentaria urbana y 12% de la canasta básica alimentaria rural a compra de refrescos, cuyo consumo dentro del patrón alimentario es más frecuente que el de productos como leche, frijoles y arroz.
Debido a la elevada concentración calórica y al alto consumo de refrescos en México, esta bebida mantiene una relación evidente con la obesidad y la diabetes, por lo que en nuestro país la iniciativa del impuesto al refresco podría resultar muy favorable. Podrían recabarse recursos para colocar bebederos en espacios públicos, escuelas y en comunidades de bajos recursos, además se podrían enfrentar los altos costos de las enfermedades asociadas a la obesidad. En nuestro país un porcentaje alto de la población no tiene un seguro médico, teniendo como única opción el Seguro Popular, el cual no cubre la diálisis, principal complicación de la diabetes.
Para disminuir el alto consumo de refrescos, en algunas naciones se han propuesto regulaciones como la reducción de sus envases, prohibir su venta en escuelas e impuestos al refresco. Por ejemplo, en dos ciudades de California, EUA, El Monte y Richmond, han propuesto la iniciativa de poner impuesto al refresco con la estrategia de “centavo por onza”. Aunque otras ciudades han considerado el impuesto al refresco y en Nueva York se prohibieron los “súper tamaños” de refrescos, ambas ciudades son las primeras que lo ponen a votación.
Para Kelly Brownell, director del Yale Rudd Center para Políticas en Alimentación y Obesidad, ninguna ciudad ha ido tan lejos en apoyar el impuesto como lo ha hecho Richmond. Si el impuesto es aprobado se podrían recabar de 2 a 8 millones de dólares, lo cual sería utilizado para realizar estrategias contra la obesidad, tales como campos de futbol, jardines escolares y para el tratamiento y prevención de la diabetes.
Esta medida aplicaría también para otras bebidas aparte del refresco, sin embargo la razón principal por la cual se propone impuesto al refresco es porque no aporta ningún componente nutritivo y la cantidad de azúcar que proporciona está directamente asociada no sólo a la obesidad sino a la diabetes.
A muchos les preocupa que al elevar el costo del refresco las familias con bajos recursos recibirán el mayor impacto, sin embargo, nuevas investigaciones demuestran que un impuesto al refresco beneficiaría a la salud de personas con menos recursos. Asimismo, con esta medida se estima que la disminución en el consumo sería del 10 al 20%, lo cual impactaría directamente en temas de salud pública al disminuir en un 8% la probabilidad de padecer diabetes entre la población latina y negra.
Entre otros beneficios del impuesto al refresco se destacan la posibilidad de salvar alrededor de 2,600 vidas al año, así como evitar 8,000 derrames cerebrales y 240,000 casos de diabetes anuales. Además, si este impuesto se propusiera en toda la nación estadounidense, se podrían prevenir más de 100,000 casos de enfermedades cardiacas, 8,000 infartos cerebro-vasculares, y 26,000 muertes en la próxima década.
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[1] Aguilar-Estrada A, Martínez-Damián M, Santiago-Cruz M, Brambila-Paz J, Manzo-Ramos F. Impuesto a las aguas saborizadas (refrescos): una alternativa para financiar el combate a la diabetes en México. Agricultura, Sociedad y Desarrollo 2012; 8 (3): 421-432.
Fuente: www.examiner.com/article/california-cities-to-vote-on-soda taxes?cid=db_article