El sabor y gusto por las verduras se transmite por la leche materna
Ciudad de México, 4 de noviembre, 2018. Los beneficios del consumo de verduras son indudables, pues aportan vitaminas, minerales, antioxidantes y otros elementos que protegen las células.
Sin embargo, es común escuchar a las mamás decir que no les dan verduras a sus hijos porque no les gusta.
¿Qué pasaría si te dijéramos que la leche materna puede ayudar a que desde muy pequeños los niños y las niñas adquieran gusto por las verduras?
Diversos estudios han demostrado que cuando la madre consume verduras de forma regular durante el periodo de lactancia, el bebé que recibe su leche materna acepta mejor las verduras cuando inicia la alimentación complementaria.
Esto ocurre porque aunque el sabor de la leche materna tiende a ser dulce, algunos sabores se transmiten y modulan el gusto del bebé.
Además, estas experiencias sensoriales promueven que los pequeños acepten una variedad de sabores nuevos, incluidos los de verduras y frutas, a diferencia de aquellos que reciben fórmulas.
Recuerda que la lactancia materna tiene múltiples beneficios, tanto para la mamá como para el bebé. Uno de ellos es que contiene anticuerpos que lo protegen desde que nace hasta los 2 años de vida y, por ende, se ha visto que estos niños se enferman menos por infecciones, tanto respiratorias como estomacales, aumentando la calidad de vida de los padres y del bebé mismo.
La recomendación es otorgar lactancia materna de manera exclusiva los 6 primeros meses de vida y prolongar la lactancia materna continua hasta los 2 años, lo que indica que a los 6 meses se introducen los alimentos y bebidas diferentes a la leche. Este proceso se llama alimentación complementaria.
Lo ideal es que los primeros alimentos que se introduzcan sean las verduras y de esta forma permitimos que el infante desarrolle un gusto por los alimentos menos dulces.
Actúa: Si tú o alguien que conoces se encuentra dando leche materna a un bebé menor de 2 años procura consumir de manera frecuente tus verduras favoritas (de preferencia crudas o sin freír), así el pequeño aceptará mejor ese nuevo sabor y tendrá mayor probabilidad de ser un niño o niña más saludable.
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Fuente consultada: Forestell CA, Mennella JA. Early Determinants of Fruit and Vegetable Acceptance. Pediatrics. 2007; 120(6): 1247–1254. Disponible en: www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2268898/pdf/nihms41452.pdf