Cofepris daña derechos de consumidores y amenaza la salud al emitir lineamientos laxos sobre el nuevo etiquetado frontal de alimentos y bebidas
- La cantidad de azúcar que la industria debe reportar es por azúcares totales y no añadidos, lo que es un engaño y un riesgo a la salud del consumidor.
- El distintivo que Cofepris prometía como una gran innovación para los productos ‘más sanos’ es de carácter voluntario y los criterios son completamente laxos.
México, D.F. 15 de abril, 2014. La Alianza por la Salud Alimentaria reprueba los lineamientos publicados el día de hoy en el Diario Oficial de la Federación sobre el etiquetado frontal que deberán llevar los alimentos y bebidas no alcohólicas por ser un gran riesgo al consumidor, ya que induce al consumo de altas cantidades de azúcares añadidos.
En los lineamientos se reitera que el etiquetado sólo tendrá que mostrar los azúcares totales y no los añadidos por la industria, lo que significa que se están mezclando los azúcares naturales que tienen por origen los alimentos y que están recomendados en una dieta diaria con los azúcares que se agregan a cualquier producto y que deben mostrar un máximo tolerable de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), ya que el rebasar este consumo puede traer como consecuencia daños a la salud, como síndrome metabólico, obesidad y diabetes.
Este nuevo etiquetado está hecho a la medida de la industria, ya que no le conviene respetar y especificar los “azucares añadidos” porque parte importante de sus productos excederían el límite del máximo tolerable.
El etiquetado establece como requerimiento diario recomendado para consumo diario de azúcares totales un total de 90 gramos (18 cucharadas cafeteras), muy por encima de los 50 gramos (10 cucharadas cafeteras) de azúcares añadidos establecidos como máximos tolerables por OMS en un día para un adulto y de la mitad de esa cantidad para un niño.
Tal es la preocupación por el alto consumo de este tipo de azúcares, que la propia OMS lleva una consulta pública para reducir su recomendación de ingesta máxima tolerable a la mitad, es decir a 25 gramos (cinco cucharadas cafeteras).
Alfonso Ramírez Cuéllar, director de El Barzón y miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria, declaró: «Es increíble que una vez más se cumpla con la voluntad de los monopolios y las grandes empresas de los alimentos, avalados por el gobierno y en detrimento del bienestar de las familias. La propuesta de etiquetado del gobierno federal viola el principio más básico de los derechos de los consumidores: contar con información veraz y completa para poder tomar decisiones a plena conciencia. Esta vez el daño va más allá del bolsillo de las familias porque afectará la salud de toda la población, empezando con los más vulnerables: los niños».
Dentro de los lineamientos se encuentra un apartado sobre el «Distintivo Nutrimental», que la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) mostraba como una gran innovación, sin embargo su uso no será obligatorio, sino voluntario, y los criterios para cumplirlo son completamente laxos, lo que traerá como consecuencia una gran confusión al consumidor, al avalar como productos saludables aquellos que no lo son.
En la categoría de jugos y néctares se está permitiendo el equivalente a seis cucharadas de azúcar por 250 mililitros. En este sentido, un Jumex de 400 mililitros podría contar con el distintivo aun cuando esté rebasando las 10 cucharadas de azúcar.
El criterio para cereales se basa en que cada 100 gramos pueden tener hasta seis cucharadas de azúcar, al igual que las galletas, por lo que productos como las Barritas Marinela podrán contar con este distintivo.
Con un sólo producto de este tipo un adulto llegaría a consumir el máximo tolerable de azúcar durante todo un día. En el caso de los niños, que son los mayores consumidores de estos productos, estaríamos hablando que su consumo rebasaría el tope permitido por día, que es la mitad de un adulto.
La Red por los Derechos de la infancia en México (Redim), miembro de la Alianza por la Salud Alimentaria, señaló la importancia de contar con un etiquetado plenamente comprensible para niñas, niños y adolescentes. Este nuevo etiquetado no comunica claramente los contenidos de cada producto, ni los riesgos del consumo de azúcares, sal y grasas, y se suma a la publicidad engañosa con la que constantemente se les bombardea.
Como indica Alma Meneses de Redim: «El etiquetado de semáforo sería más accesible para la infancia de México. Además, para que esta política pudiera ser integral para combatir el ambiente obesigénico se requeriría una reglamentación efectiva que prohibiera toda la publicidad de comida chatarra dirigida a la infancia, tal como ya se ha decretado en otros países como Brasil.»
Los miembros de la Alianza por la Salud Alimentaria esperan que las autoridades cumplan con su trabajo de proteger a la población contra riesgos y emitan nuevos lineamientos que realmente ayuden a prevenir la obesidad y diabetes que padece nuestro país, tal como es su misión y función como servidores públicos.