¿Y la reforma de salud, apá? - Alianza por la Salud Alimentaria

¿Y la reforma de salud, apá?

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Maribel Coronel | México, D.F. 3 de septiembre, 2013. El plazo de 120 días que se ha impuesto el presidente Enrique Peña Nieto, que implica lo que resta del presente año, para alcanzar las reformas económicas, es evidentemente sólo un paso imprescindible para lo que es el siguiente y más fuerte reto del presente gobierno: el cumplimiento de sus promesas de campaña, en particular en el ámbito social.

El primer mandatario lo dijo durante su mensaje: lo más importante es garantizar el ejercicio efectivo de los derechos sociales para toda la población. Y entre estos derechos está el de una cobertura de salud, pero no limitada ni diferenciada, como es actualmente.

Dependiendo de la suerte de donde te toque trabajar es el nivel de cobertura en salud que a cada uno como mexicano nos corresponde hoy.

Si alguien trabaja en el sector privado, está cubierto totalmente en términos médicos por el seguro social o, a veces, por seguro médico privado; si trabaja en el gobierno, está cubierto igualmente por el ISSSTE casi en la misma dimensión, pero no por completo; si es de los afortunados cubiertos por los servicios médicos militares o por los de Pemex, tiene, comparativamente, una cobertura de primerísima en caso de enfermedad, pero si no está en ninguno de los anteriores casos, entonces es apenas recién cubierto formalmente por el sector salud, y eso porque hace unos años ya se aseguró un presupuesto para este sector menos favorecido con los recursos del Seguro Popular. Pero la cobertura de estos últimos es mucho muy limitada frente a la de los demás que tienen la protección de los otros organismos.

Así, si cae enfermo de algún problema renal y requiere hemodiálisis, no podrá recibirla, porque no está dentro de la cobertura del Seguro Popular. No alcanzan los recursos. El problema es que se necesita agrandar la cobija presupuestal y, conforme las estimaciones, se requiere el equivalente a varios puntos del PIB para lograr una cobertura universal para todos.

En primera instancia, para empezar a borrar esas disparidades, y el presidente del país lo dejó muy claro en su Primer informe de gobierno: es imperativo avanzar en la creación de un sistema nacional de salud universal.

La estrategia nodal para dar respuesta a los retos en materia de salud, conforme el documento expuesto y promovido por todos lados hoy en la web, consiste en avanzar en el ordenamiento y la participación de todos los recursos disponibles para consolidar el financiamiento y la operación de un sistema nacional de salud coordinado por la Secretaría de Salud, que encabeza Mercedes Juan López.

La secretaria Juan lo ha dicho muy claro: se necesita que haya un fondo único que maneje los recursos financieros de todos los organismos del sector salud gubernamental. La idea es que haya una entidad rectora y reguladora, que se promueva la integración funcional de las instituciones y se renueve la planeación y la gestión integral para lograr mayores niveles de eficiencia, así como un acceso efectivo y de calidad a servicios homologados con mayor capacidad resolutiva y con un énfasis en la atención primaria, la prevención y promoción de la salud.

Pero antes, para llegar a esa aspirada nueva política nacional de salud, se requiere de una mayor corresponsabilidad de todos los órdenes de gobierno, y se requiere una reforma legislativa profunda e integral. Sería la tercera reforma a la Ley General de Salud como continuidad a las realizadas en las últimas dos décadas.

Pero ésta se hará si, y sólo si, se logra culminar las reformas económicas: la energética, la financiera y la hacendaria, para entonces pasar al siguiente capítulo.

Fuente: eleconomista.com.mx/columnas/salud-negocios/2013/09/03/reforma-salud-apa

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